Ted Richmond (1912- )
y Tyrone Power(1914-1958) habían formado una compañía independiente,
la Copa Productions con la idea de hacerse un hueco de prestigio en un
Hollywood donde el sistema de estudios comenzaba a declinar. Barajaron
varios proyectos, obras de Bernard Shaw, una historia de aventuras:
Lorenzo el magnífico… Copa
había producido en 1956 la interesante Abandon ship, escrita y dirigida
por Richard Sale, con Ty Power, Mai Zetterling y Stephen Boyd al frente del reparto.
En
el inicio de 1958 Richmond llegó a un acuerdo con Edward Small para
preparar una gran superproducción, Salomón y la reina de Saba. Con los beneficios de la película, la pequeña productora de Tyrone podría acometer algunos de sus proyectos más preciados.
Tyrone Power celebró
su 44 cumpleaños el 5 de mayo y dos días después contrajo matrimonio —sorprendiendo a propios y extraños— con Deborah Smith, una joven de 26
años que había estado previamente casada con un millonario llamado
Minardos. Era la tercera esposa del actor (las anteriores, con las que
guardaba buena amistad habían sido Annabella y Linda Christian, con la
que tuvo a Romina (nacida en 1951) y Taryn (1953).
En
el mismo mes de mayo, Debbie Smith anunció que estaba embarazada y que
el futuro hijo de Ty vendría para el mes de enero de 1959. El actor no
cupo en sí de gozo, tener un hijo varón había sido siempre uno de sus
grandes deseos.
Saboreando
aún el éxito de su anterior película, Testigo de cargo (Witness for the prosecution)(1957) de Billy Wilder, y tras recorrer varias ciudades
americanas representando la obra de teatro Back to Methuselah, Tyrone
Power entró en un círculo vertiginoso de actividades. En el verano de aquel
año de 1958 voló a Nueva York para ver a su ex mujer Linda Christian y
discutir sobre la educación de sus dos hijas —que estaban internas en
prestigiosos colegios europeos—. Linda encontró a su antiguo marido
cansado y le preguntó por su salud. Ty sonrió y le dijo que si tenía
algún problema prefería no saberlo.
En
Agosto y acompañado por su esposa Debbie, el actor presentó el proyecto
de Salomón y la reina de Saba. El gran King Vidor (1894-1982) autor
de obras míticas como The Crowd, 1928, Duelo al sol, 1946, El manantial, 1949 o Guerra y paz (1956) sería el director, y en el reparto
contarían con Gina Lollobrigida, George Sanders, David Farrar y Marisa
Pavan entre otros (también actores españoles como José Nieto, Maruchi
Fresno y Julio Peña). Ty encontró un hueco para filmar un anuncio para la American Heart Association alertando de los peligros del exceso de trabajo y de las enfermedades cardíacas.
Se
encontraba nervioso, protagonista y coproductor de una película de gran
presupuesto, con su mujer embarazada, Ty fumaba varios paquetes de
cigarrillos al día y trataba de disimular su cansancio. El 3 de
septiembre llegaron a Madrid y a los pocos días partieron a
Valdespartera (Zaragoza) para filmar las escenas de batalla con grandes
movimientos de masas.
Ty
se alojaba —siempre acompañado por su mujer— en el Gran hotel de
Zaragoza, desde allí escribió varias cartas cariñosas sus dos hijas
expresando su deseo de que pudieran verse enseguida (os encantará ver a
papa con barba — decía el actor aludiendo a su aspecto físico como
Rey Salomón—).
En
Zaragoza las escenas de acción requerían esfuerzo y mucho trabajo. Los
Power llevaron una vida tranquila, en el rodaje, en el hotel y paseando
por las tardes para realizar algunas pequeñas compras. Tan solo un fin
de semana viajaron a Hendaya para asistir a un campeonato de Pelota
Vasca.
King Vídor, buen tejano, gustaba, en los descansos, hacer demostraciones con el látigo. El
periodista J.D. La Sierra recuerda que colocaba una piedra de pie,
extendía el látigo en el suelo, y luego lo agitaba en el aire y con la
punta le daba al pedrusco. Tenía mucha habilidad. Comentó que su
intención era dar a las
batallas de "Salomón y Saba" el mismo sentido bélico y trágico de las
batallas de "Guerra y Paz. Durante algunas tomas, otro grande de
Hollywood. Anthony Mann, entonces casado con Sara Montiel y a pocos
meses de iniciar El Cid, le sirvió a Vidor de director de segunda unidad para algunas tomas complicadas.
Habitualmente
en las películas de acción era común rodar en primer lugar las
secuencias intimistas pero Vidor de acuerdo con Edward Small y Richmond
decidieron cambiar el orden para evitar que las escenas más duras se
rodaran en el invierno. La película con un presupuesto de algo más de
8 millones de dólares contaba con quince semanas mínimas de rodaje.
Por
fin, a finales de septiembre y una vez concluidas las secuencias
previstas, el equipo se trasladó a Madrid, en los estudios Sevilla Films
(situados en la Avenida de Pío XII de la capital de España). Disponían
de seis platós, edificios para los decorados, bar-restaurante, etc y un
gran terreno exterior para los rodajes, con una extraordinaria fachada.
Los
Power —acompañados del periodista Jaime Arias— plantearon la
posibilidad de alquilar algún apartamento, pero finalmente decidieron
alojarse en el Hotel Castellana Hilton, en pleno centro de Madrid.
El
cansancio de Ty Power empezaba a ser evidente, su mujer le rogó que
descansara sobre todo al comprobar que la tensión hacía mella en su
rostro donde habían aparecido unas bolsas en los ojos. Los productores
cambiaron el plan de rodaje y el matrimonio pudo disfrutar de unos días
de descanso en Mallorca, al borde del yate de Ty el Black Swan (Cisne
negro).
El
regreso fue positivo y el actor parecía recuperado pero enseguida
volvieron los nervios y los problemas, un dolor en el tendón de la mano
izquierda, un leve ataque de disentería e incluso —el 6 de noviembre—
un fuerte dolor en el hombro y en el pecho que todos achacaron a alguna
mala digestión.
El
actor siempre que podía escribía a sus hijas, la ultima carta le
recibiría Romina unos días después de la muerte de su padre.
Ty perdía
en ocasiones los nervios y llegó a discutir con su mujer, pero
enseguida retomó el control. Aprovechaban las tardes para pasear por
Madrid, aceptar invitaciones de amigos, disfrutar de espectáculos de
flamenco como el de Pastora Imperio que le encantaba o acudiendo (el
14 de noviembre) al estreno en la Gran Vía de Madrid de Testigo de cargo. Aquella noche se reunieron numerosas celebridades de la vida
artística española, Ty quedó encantado de doblaje español de su
personaje y apalabró con el torero Luis Miguel Dominguín —con quien
cenó aquella noche junto a la marquesa de Quintanilla— una capea para el domingo 16 de noviembre.
Las
narraciones sobre lo acontecido el sábado 15 de noviembre varían de
unas fuentes a otras (algunas como el caso de Héctor Arce, el autor de
la penosa biografía sobre Ty Power es especialmente lamentable como casi
todo su libro: The secret life of Tyrone Power). Sin embargo Mariano
García y Jaime Arias, periodistas españoles y testigos presenciales han
aclarado no poco la tragedia de aquel día.
Tyrone
Power llegó pronto, como siempre, a los estudios aquel sábado 15.
Se había levantado a las seis de la mañana y tras una ducha fría y un
desayuno salió para el estudio procurando no despertar a su esposa (embarazada ya de seis meses y medio). Al llegar a Sevilla Films le
esperaba su fiel amigo y maquillador Ray Sebastián, al que comentó que
quería tomarse las cosas con tranquilidad porque no se encontraba
demasiado bien. Eran las nueve de la mañana de un día frío y
desapacible.
Las
escenas principales previstas para el rodaje eran la llegada
de Salomón al templo en cuyas ruinas su hermano ha encendido la rebelión
y lapidado a la reina de Saba y el duelo final entre Salomón (Ty ) y
su hermano traidor Adonijah (George Sanders). Aparecían también en la
filmación Gina Lollobrigida —que iba acompañada de su secretaria Marta
Labarra— David Farrar y el actor español José Nieto.
Se
sucedieron las tomas, muy complicadas y requiriendo gran esfuerzo
sobre todo para Ty que realizaba él solo casi todo el trabajo. Tan solo
en planos muy concretos entraba en acción su doble, Juan José Majan.
Durante
los descansos conversa con el operador Alfredo Fraile con quien queda
para tomas una copa por la noche, asimismo charla con el periodista
americano Henry Cris que le toma alguna foto y con Jaime Arias que le
comenta al gran éxito de Testigo de cargo la noche anterior. Arias
recuerda que Ty parecía absorto y que al darle la mano la notó muy fría.
Sin embargo continuó haciéndose fotos con otros extras que lo
solicitaban, incluso firmando autógrafos.
Se acercaban las doce y media cuando se reanudan las tomas. En
dos ocasiones se rompen las espadas y hay que repetir la filmación.
Ray Sebastián, su fiel maquillador se percata del creciente nerviosismo
del actor, algo poco común en él. El guión recoge que el
personaje de Ty tiene que caer en un momento determinado en el fragor
de la lucha; así lo hace con tanto realismo que el actor se hace daño y
precisa ayuda para incorporarse. Cuando está tendido un periodista le
hace una foto dramática en la que aparece con el rostro contraído. Una
enfermera —La Tata— le atiende solícita. Está pálido y se lleva la mano a su hombro sintiendo una especie de espasmo. Con un gesto indica a Vidor que no se encuentra bien y que necesita un descanso.
Ty
se retira a su camerino y se sienta en su silla con aspecto muy
demacrado y repitiendo que tiene frío. El productor Ted Richmond pide
una copa de brandy y requiere la presencia de la enfermera. Entretanto
George Sanders se acerca al camerino y saluda brevemente a su compañero
que le devuelve el gesto y le pide tranquilidad. Ty
bebe el brandy, en absoluto recomendable cuando una angina de pecho
está amenazando su cuerpo. Llega su secretario personal y amigo Bill
Gallagher que le proporciona el manto de Gina Lollobrigida para
protegerse del frío.
Sin embargo Ty se siente cada vez peor y Richmond pide el coche —un Mercedes gris— de Gina para que le trasladen al hotel a la vez que llama al médico del estudio.
Casi
todas las narraciones de aquellos minutos señalan que Ty fue conducido
moribundo al hospital Ruber, pero el testimonio de Mariano García lo
desmiente. El aristócrata Sartorius Cabeza de Vaca —que trabaja como
extra en la película— le ayuda a salir del camerino y le transporta
literalmente hasta el auto. Richmond y la enfermera se montan con Ty y
parten al Castellana Hilton. Son en aquel momento las 12.45 de la
mañana.
Ya
en el hotel, al que llegan en poco menos de diez minutos, y antes de
ser subido a la habitación Ty se desploma en la recepción justo en el
momento en el que llega el doctor Torroba que ordena el traslado
inmediato al Hospital Ruber situado en la calle Juan Bravo, no muy lejos
de allí. El doctor, la
enfermera, Richmond suben al coche con el actor —aún ataviado como el
Rey Salomón—. Se escuchan palabras de Ty: "Dios mío, que es esto,
qué es esto".
A
la una y cuarto Tyrone Power ingresa en el Ruber donde le examina el
médico de guardia doctor Juan Olaguíbel que diagnostica la muerte a
causa de la angina fulminante de pecho: la sangre ahogó la vena aorta
impidiendo la respiración. No obstante durante una hora se le practican
todos los medios médicos posibles para tratar de reanimarle. No pueden
hacerlo.
El cadáver es transportado al depósito anatómico del hospital donde el practicante
Fernando Domínguez le quita las botas. Jaime Arias se impresiona al
ver a Luis Miguel Dominguín y la marquesa de Quintanilla orando de
rodillas ante el cuerpo de Ty a quien esperaban para la capea prevista
para el día siguiente. La noticia corre como la pólvora entre
periodistas y curiosos; en los estudios tanto Gina Lollobrigida como
King Vidor no pueden creer lo sucedido. Gina —que había tenido
pesadillas las ultimas noche— llora sin parar, y Vidor se retira a su
oficina. Tiempo después declarará que Tyrone Power era uno de los
mejores actores y personas con los que había trabajado en toda su vida.
En sus memorias recordaría: "la muerte de Ty supuso para mí una herida
que no cicatrizará jamás".
Ray Sebastian, Bill Gallaguer y Ted Richmond —desolados— se dirigen
al Castellana Hilton para comunicar la tragedia a Debbie. La mujer de
Ty rompe a gritar, golpea a Richmond acusándole de provocar el "stress" en su marido. Tiene que ser sedada para tranquilizarse.
César
González Ruano publicó al día siguiente en ABC un emotivo reportaje
narrando la impresión que tuvo al contemplar el cadáver de Ty, vestido
de Salomón y con una expresión de dulce serenidad en su rostro.
La
revista Sábado gráfico (22 noviembre 1958) publicó un extenso
reportaje sobre la muerte del actor llevando a su portada la
impresionante fotografía de Ty caído durante el rodaje y el subtítulo: Tyrone Power interpretó la escena de su muerte.
Gregorio
Marañón Moya —hijo del ilustre doctor y escritor— se presentó de
inmediato en el hotel, aparte de amigo personal del actor era el asesor
jurídico de United Artists. Ambos habían quedado en el Cigarral de
Toledo unos días después.
El
cuerpo de Tyrone Power fue trasladado a la base de Torrejón de Ardoz
(Madrid). Hacia allí se dirigieron numerosos periodistas, también
Marisa Pavan y su marido Jean Pierre Aumont, aparte de varios miembros
del equipo de la película. El protagonista de Chicago, María Antonieta,
Tierra de audaces, El signo del Zorro, El cisne negro, El hijo de la
furia, Sangre y arena, El filo de la navaja, El callejón de las almas
perdidas, El correo del infierno, Cuna de héroes, Abandon Ship, La
historia de Eddy Duchin o Testigo de cargo, había muerto a los 44 años,
en un plató de rodaje igual que en 1931 lo había hecho su padre.
El
22 de noviembre de 1958 se celebra su funeral en Hollywood, toda una
manifestación de dolor y cariño hacia el gran actor fallecido.
Salomón
y la reina de Saba hubo de ser rodada de nuevo en todo lo relativo al
personaje de Salomón. Se hicieron pruebas con un doble de Ty para
intentar terminarla pero faltaban secuencias importantes. La película
tenía filmadas más del setenta y cinco por ciento de todo el metraje
previsto y había mucho material en la sala de montaje, pero a Ty aún le
restaba al menos una tercera parte de sus secuencias. Se
pensó en Virgilio Teixeira, actor portugués afincado en España, de
aspecto físico similar a Ty que trabajaba en un papel de reparto, y
había protagonizado películas de aventuras como Zalacáin el aventurero,
de Juan de Orduña, pero finalmente los productores optaron por otra
estrella: Yul Brynner (1920-1995). Habían tanteado a Charlton Heston
(que concluía Ben Hur en aquellas fechas), Robert Taylor, Richard
Burton… paradójicamente Brynner había rechazado el personaje un año
antes, pero ahora las especiales circunstancias y el espléndido contrato
le hicieron aceptar. El actor se hizo modificar algunos de sus
diálogos y todo su trabajo se rodó entre diciembre de 1958 y febrero de
1959. Se registro asimismo otro cambio en el reparto, Finlay Currie
sustituiría a Noel Purcell en el papel del anciano rey David, padre de
Salomón y Adonijah.
La película —pese a la fama de maldita que arrastra— obtuvo un notable
éxito comercial aunque lejos de la gran triunfadora del año, la mítica
Ben Hur. El beneficio —como señalara Ted Richmond— se lo llevó sin
embargo la compañía de seguros y no los productores.
Artísticamente
es una bella película romántica con extraordinarias escenas de acción y
un tono extrañamente atractivo obra sin duda del talento de Vidor. Yul
Brynner interpretó el personaje de forma diferente a Ty —y no
demasiado al gusto del director— pero estuvo brillante si bien es
cierto que la dicotomía del rey sabio que se debate entre la pasión y el
deber correspondía más con el estilo de Tyrone Power. Personalmente es
una de mis películas favoritas e inspiró varias escenas de mi novela
Círculo de mujeres.
El 22 de enero de 1959 nació Tyrone Power IV el hijo anhelado que su padre no pudo conocer.
En 1999 Romina Power dedicó un bello homenaje a su padre con el libro de recuerdos Cercando al mío padre.
En la edición integra de Salomón y la reina de Saba se pueden encontrar
planos de Tyrone Power, la visión del metraje perdido de la película
sería todo un hallazgo cinematográfico para cualquier amante del cine.
En varios videos YouTube se puede acceder a algunas secuencias
recuperadas de este metraje. En concreto la escena en la que Salomón
duda entre su deber y la tentación de acudir a la fiesta que en su honor
ha organizado la reina de Saba. Tyrone Power está realmente soberbio
en este instante y su interpretación angustiada —en la línea de lo que
Vidor requería— dista no poco de la visión que Yul Brynner adoptó para
el personaje.
Fernando Alonso Barahona.
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